La ingeniería civil nace en Europa a mediados del siglo XVIII, cuando las obras de utilidad y financiación pública dejan de ser proyectadas y ejecutadas por los ingenieros militares, hasta entonces los únicos profesionales con la formación necesaria para desempeñar estas funciones. La llegada de la Ilustración y el cambio político que trajo consigo aumentó considerablemente las necesidades de este tipo de obras de uso específicamente civil y de técnicos capaces de concebirlas y construirlas.
Así pues, la ingeniería civil surge como bifurcación de la ingeniería militar. La cuna de la ingeniería civil europea es la École Nationale des Ponts y Chausées de París, primer centro de formación de técnicos en ingeniería civil creado en Europa, en 1747.
En España, los estudios de Ingeniero Técnico de Obras Públicas nacen siguiendo un recorrido similar al de los de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. En 1854 se crea el Cuerpo de Ayudantes de Obras Públicas y tres años más tarde, por decreto de Isabel II de 4 de febrero de 1857, la Escuela de Ayudantes de Obras Públicas, agregada a la de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Desde entonces el título ha sufrido dos cambios de denominación, una división en tres y un cambio de denominación posterior.
Con la Ley de Ordenación de las Enseñanzas Técnicas de 20 de julio de 1957 los titulados pasan a denominarse Peritos de Obras Públicas y con la Ley de Reordenación de las Enseñanzas Técnicas de 29 de abril de 1964, Ingenieros Técnicos de Obras Públicas.
Es en 1975 cuando en la Escuela de Ingeniería Técnica de Obras Públicas de Cáceres de la Universidad de Extremadura, imparte su primer. Y seis años después, en 1981, se abre la Delegación de Extremadura del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas en Cáceres.
Con los Reales Decretos 1432/1991, 1435/1991 y 1452/1991 se transforma en los títulos de Ingeniero Técnico en Hidrología, Ingeniero Técnico en Construcciones Civiles e Ingeniero Técnico en Transporte y Servicios Urbanos, que finalmente, con el Real Decreto 50/1995, adquieren las denominaciones actuales de Ingeniero Técnico de Obras Públicas especialidad en Hidrología, Ingeniero Técnico de Obras Públicas especialidad en Construcciones Civiles, e Ingeniero Técnico de Obras Públicas especialidad en Transporte y Servicios Urbanos.
Con carácter general, y mediante la Ley 12/1986, se regulan las atribuciones de los Ingenieros Técnicos y Arquitectos Técnicos, pero no es hasta 1992 cuando el Colegio Profesional consigue el reconocimiento de las plenas atribuciones profesionales de los Ingenieros Técnicos de Obras Públicas mediante la Ley 33/1992 de 9 de diciembre.
El acceso al mercado de trabajo de los titulados y la transnacionalidad de los títulos hace que en 2004 se ponga en marcha el Plan Bolonia, adaptando las titulaciones universitarias a las del Marco Europeo. Así, el título de Ingeniería Técnica de Obras Públicas pasa a ser el de Grado de Ingeniería Civil, asumiendo las competencias y el reconocimiento de las plenas atribuciones profesionales de los Ingenieros Técnicos de obras Públicas, a la espera de las nuevas atribuciones de los Graduados en Ingeniería Civil.